Dr. Francisco Enrrique García Ucha |
Acerca del Intrusismo en el Área de Aplicación de la Psicología del Deporte.
Por: Dr. Francisco Enrique García Ucha
Vicepresidente de SIPD para Centroamérica y el Caribe.
Hace aproximadamente cuatro semanas que un amigo me escribió desde Europa, altamente preocupado por el aumento de la presencia de personas que ostentando un certificado de un curso o una carta de recomendación como: “motivadores”, especialistas en coaching, en comportamiento humano o en asesoría, así como otras acepciones, aparecen en clubes deportivos, equipos y otras instituciones deportivas asumiendo tareas que evidentemente deben ser desarrolladas por psicólogos.
Hay que considerar que el deporte es un nicho de mercado en diferentes regiones del planeta donde muchos pueden satisfacer sus ambiciones económicas y algunas personas llevan acabo acciones con ese fin sin ningún tipo de escrúpulo y no perciben las consecuencias de las mismas.
El abanico de personajes que se presentan a entrenadores y deportistas incluye a mercachifles que de manera ilícita promueven formulas para lograr el éxito.
La presencia en el deporte de un clima psicológico de alta tensión, por el deseo de alcanzar la perfección y llegar a grandes rendimientos hace a los participantes propensos a buscar cualquier ayuda para garantizar sus resultados, mantener un estado de bienestar subjetivo e incrementar su autoconfianza.
Sin embargo, los que se dedican al intrusismo no cuentan con el arsenal de competencias necesarias para darle solución adecuada a los problemas que en ocasiones se le presentan a un deportista o a un equipo.
De acuerdo con la filosofía de estos personajes todo el mundo puede solucionar todo tipo de problema y en primera instancia hay que considerar que cualquier tipo de intervención requiere ante todo una formulación precisa.
Cualquier práctica tiene en su desarrollo grados diferentes de complejidad que únicamente un experto puede darle solución, pongamos por ejemplo el uso y empleo de la relajación requiere de un diagnóstico diferencial para conocer si realmente el participante adquirió la habilidad de relajarse o simplemente se encuentra sugestionados.
J. Piaget, señaló “Casi todo el mundo posee una tendencia que los lleva a pensar que pueden asumir el papel de psicólogos, a pesar de que se precisa una cultura más que promedio para comprender que cualquier afirmación en psicología supone unas comprobaciones experimentales bastante difíciles.”
Generalmente, el intrusismo tiende al fracaso y más que comprender la falta de competencia del falso experto se pierde la confianza en las intervenciones empleadas anulando los posibles efectos beneficiosos que se pudieran llegar a lograr en manos de un especialista calificado.
A menudo, la puerta de entrada del intrusismo se debe como señalan Jara y Garcés de los Fayos, (2010) a posibles insuficiencias y limitaciones de los psicólogos en el desarrollo, por ejemplo en el entrenamiento mental. Agregaría, también a fallos y errores en el encuadre de la tarea, que llevan al solicitante de los servicios psicólogos, se entrenador o deportista a dudar no sobre la excelencia del profesional sino sobre las posibilidades de la especialidad. Por ello, el llamado que hacen en su artículo de Cuadernos de Psicología del Deporte Jara y Garcés de los Fayos sobre la necesidad de reflexionar acerca de los errores, contradicciones o incongruencias que los psicólogos han hallado en su desempeño profesional, resulta una actividad de primer orden.
La capacitación permanente es una de las formas más adecuada de aumentar la excelencia en el que hacer profesional.
Otras acciones encaminadas a limitar la frecuente aparición de este fenómeno ha sido propuesta por colegas como Cantón, (2009) cuando argumenta: que la profesión de psicólogo tiene delimitaciones y consistencia como para poder identificarla como un área de especialización de la psicología y por ello contar su reconocimiento como tal a por medio de algún proceso de acreditación, por los colegios oficiales de psicólogos y las instituciones de los Estados.
Prácticamente en casi toda Iberoamérica no existe legislación laboral que pueda ser de referencia a estos problemas y por otra parte a pesar de las posibles acciones de los colegios, federaciones y asociaciones de psicólogos del deporte para proteger a los deportistas, entrenadores y organizaciones deportivas de estos personajes, las medidas no llegan a resultar efectivas e incluso penetran con frecuencia por la puerta trasera de las instalaciones deportivas.
Hay que considerar que el deporte es un nicho de mercado en diferentes regiones del planeta donde muchos pueden satisfacer sus ambiciones económicas y algunas personas llevan acabo acciones con ese fin sin ningún tipo de escrúpulo y no perciben las consecuencias de las mismas.
El abanico de personajes que se presentan a entrenadores y deportistas incluye a mercachifles que de manera ilícita promueven formulas para lograr el éxito.
La presencia en el deporte de un clima psicológico de alta tensión, por el deseo de alcanzar la perfección y llegar a grandes rendimientos hace a los participantes propensos a buscar cualquier ayuda para garantizar sus resultados, mantener un estado de bienestar subjetivo e incrementar su autoconfianza.
Sin embargo, los que se dedican al intrusismo no cuentan con el arsenal de competencias necesarias para darle solución adecuada a los problemas que en ocasiones se le presentan a un deportista o a un equipo.
De acuerdo con la filosofía de estos personajes todo el mundo puede solucionar todo tipo de problema y en primera instancia hay que considerar que cualquier tipo de intervención requiere ante todo una formulación precisa.
Cualquier práctica tiene en su desarrollo grados diferentes de complejidad que únicamente un experto puede darle solución, pongamos por ejemplo el uso y empleo de la relajación requiere de un diagnóstico diferencial para conocer si realmente el participante adquirió la habilidad de relajarse o simplemente se encuentra sugestionados.
J. Piaget, señaló “Casi todo el mundo posee una tendencia que los lleva a pensar que pueden asumir el papel de psicólogos, a pesar de que se precisa una cultura más que promedio para comprender que cualquier afirmación en psicología supone unas comprobaciones experimentales bastante difíciles.”
Generalmente, el intrusismo tiende al fracaso y más que comprender la falta de competencia del falso experto se pierde la confianza en las intervenciones empleadas anulando los posibles efectos beneficiosos que se pudieran llegar a lograr en manos de un especialista calificado.
A menudo, la puerta de entrada del intrusismo se debe como señalan Jara y Garcés de los Fayos, (2010) a posibles insuficiencias y limitaciones de los psicólogos en el desarrollo, por ejemplo en el entrenamiento mental. Agregaría, también a fallos y errores en el encuadre de la tarea, que llevan al solicitante de los servicios psicólogos, se entrenador o deportista a dudar no sobre la excelencia del profesional sino sobre las posibilidades de la especialidad. Por ello, el llamado que hacen en su artículo de Cuadernos de Psicología del Deporte Jara y Garcés de los Fayos sobre la necesidad de reflexionar acerca de los errores, contradicciones o incongruencias que los psicólogos han hallado en su desempeño profesional, resulta una actividad de primer orden.
La capacitación permanente es una de las formas más adecuada de aumentar la excelencia en el que hacer profesional.
Otras acciones encaminadas a limitar la frecuente aparición de este fenómeno ha sido propuesta por colegas como Cantón, (2009) cuando argumenta: que la profesión de psicólogo tiene delimitaciones y consistencia como para poder identificarla como un área de especialización de la psicología y por ello contar su reconocimiento como tal a por medio de algún proceso de acreditación, por los colegios oficiales de psicólogos y las instituciones de los Estados.
Prácticamente en casi toda Iberoamérica no existe legislación laboral que pueda ser de referencia a estos problemas y por otra parte a pesar de las posibles acciones de los colegios, federaciones y asociaciones de psicólogos del deporte para proteger a los deportistas, entrenadores y organizaciones deportivas de estos personajes, las medidas no llegan a resultar efectivas e incluso penetran con frecuencia por la puerta trasera de las instalaciones deportivas.
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Es claro que en la psicologia (contemplando todas las areas de accion) el intrusismo en un mal muy dañino, pero ese no es solo un problema de quien ofrece esos servicios sin estar calificado, si no tambien de los que aceptan recibir dichos servicios: con esto me refiero a son las personas quienes acceden a los servicios de profesionales no calificados ven mas atractivo, conveniente e inclusive más util, que los servicios ofrecidos por psicologos calificados. con esto me surje una pregunta que dejo a libre discucion: ¿De qué manera estamos ofreciendo nuestros servisios como psicologos, para que no resulte tan atractivo con respecto a otras personas que estan entrando en el ambito de la psicologia sin esta calificada para ello?
ResponderEliminarEn España la situación es igual de alarmante, en el último Congreso de Murcia en Marzo se puso de manifiesto, pero es aún mas grave cuando el Colegio de Psicólogos organiza cursos de coaching para no psicólogos que luego hacen competencia desleal a los propios colegidos.
ResponderEliminarIgualmente graves es que algunos psicólogos del Deporte de reconocido prestigio eliminen de su tarjeta personal el título de Psicólogo y se pongan el de coach.
Ya he propuesto repetidamente a la Federación Española de Psicología del Deporte (FEPD) a "regalar" dicho título a sus afiliados e inundar el mercado de personas con conocimiento.
Quiero aprovechar este magnifico espacio para anunciar la candidatura de Sevilla(España) a competir con Dubai por la organización del 14th Congreso ISSP en 2017.
Para ello necesitamos cartas de apoyo de instituciones, universidades, programas de pogrado en Psicologia del Deporte que piensen que sevilla puede ser una buena candidata.
Para ello ruego contactar con jcjaesan@upo.es
Gracias por este espacio
´Dr. José Carlos Jaenes Sánchez
Universidad Pablo de Olavide. Sevilla, España
Centro Andaluz de Medicina del Deporte (CAMD)